Agenda

Estadísticas

Reels

Ameli-Tuzzio, a 20 años de una pelea personal que sacudió a River

A inicios de mayo de 2005, un conflicto entre los dos defensores centrales golpeó al plantel y tomó estado público. El equipo de Astrada, que era candidato a ganar la Libertadores, quedó eliminado en semifinales. Para Ameli sería el final de su carrera.

Author
Por Andrés Burgo
Ameli - Tuzzio
Ameli-Tuzzio, el culebrón que hundió a River en 2005. (Foto: Noticias Argentinas)

Hace 20 años, a inicios de mayo de 2005, River quedó sacudido por uno de los conflictos internos más inesperados y morbosos -pero también humanos- que se recuerden: Horacio Ameli y Eduardo Tuzzio, ambos titulares de la dupla central y amigos personales, se entrelazaron en una pelea irreconciliable a partir de un conflicto matrimonial. Groggy y desorientado por un enfrentamiento para el que el manual del fútbol carecía de instrucciones, el equipo dirigido por Leonardo Astrada se cayó a pedazos.

Hasta entonces era un River muy en forma, candidato a campeón –o al menos finalista- de la Libertadores, pero que en pocos días quedaría eliminado ante el Sao Paulo, futuro ganador de la Copa. El golpe de nocaut también se arrastraría al Clausura 2005: el caso estalló cuando River estaba en el segundo puesto y peleaba el título local. Esquirlas mediante, el equipo se desbarrancaría y terminaría décimo.

Mientras Tuzzio reconstruiría su carrera, el fútbol argentino –no sólo River- mandaría al exilio a Ameli. Acusado de traidor, “Coco” -que era un gran defensor- apenas jugaría otros 5 partidos en Colón, en 2006. Tenía 31 años cuando dejó el fútbol, aunque lo más certero sería decir que el fútbol lo dejó a él. Si a veces los matrimonios perdonan o dan segundas oportunidades, los vestuarios –lugar de culto a los códigos y al compañerismo, pero también de machismo- no suelen hacerlo. Hoy, 20 años después, Ameli sigue lejos del ambiente.

En realidad, está claro que en el fútbol -como en cualquier otro trabajo- hubo, hay y habrá conflictos conyugales entre compañeros de plantel. Sin embargo, el caso Tuzzio-Ameli marcó una conmoción por al menos dos factores: 1) la enorme caja de resonancia que implica River provocó que el hecho privado se convirtiera en público y, 2) el tsunami impactó en todo el plantel, no quedó encapsulado únicamente entre los dos implicados. En posteriores declaraciones, Astrada mostraría su enojo con ambos, también con Tuzzio, el jugador defendido por sus compañeros.

Ameli y Tuzzio
Ameli y Tuzzio eran amigos y habían compartido plantel en San Lorenzo (Foto: El Gráfico)

Aunque la historia de River está llena de peleas internas, en especial entre ídolos y entrenadores, como Norberto Alonso y Alfredo Di Stéfano en 1981, Marcelo Gallardo y Mostaza Merlo en 2006, Diego Simeone y Ariel Ortega en 2008, Matías Almeyda y Fernando Cavenaghi en 2012 y Enzo Pérez y Martín Demichelis en 2023 (por no mencionar la extensa lista de enemigos internos de Daniel Passarella), el caso que ocurrió hace 20 años fue diferente: excedió al fútbol e ingresó en el terreno del periodismo de espectáculos.

Aquel River estaba sostenido por Marcelo Gallardo, Marcelo Salas, Javier Mascherano y Lucho González, pero además tenía una defensa sólida, en especial por su dupla central: sus integrantes eran Ameli y Tuzzio, que ya habían compartido plantel en el San Lorenzo campeón del Clausura 2001. Eran, además, amigos. Y vecinos en un barrio cerrado de Ezeiza. Y sus familias cultivaban una relación cercana. E iban y volvían al entrenamiento juntos en el auto. Y comían juntos en la concentración. Y ya habían sido campeones con River en el Clausura 2004 (Ameli también lo había sido en 2003). Los terremotos, sin embargo, no avisan.

A comienzos de mayo de 2005, el River de Astrada disfrutaba un panorama muy alentador: había comenzado la Copa Libertadores con cinco triunfos consecutivos, tres de ellos de visitante, en Colombia (Junior), Uruguay (Nacional) y Ecuador (Olmedo). También iba puntero en el Clausura. Pero en un entrenamiento que nadie sabe precisar, entre un 5-2 contra Almagro, un 1-1 con Lanús y un 1-1 ante Olmedo (con el equipo ya clasificado a los octavos de final), la convivencia interna explotaría.

Tuzzio en el entrenamiento de River
Tuzzio, en uno de aquellos incómodos entrenamientos de 2005 (Fotobaires)

En las dos décadas que pasaron desde entonces, diferentes integrantes de aquel plantel de River reconstruyeron partes del caso. Otro defensor, Federico Domínguez -el lateral izquierdo-, compartió algunos detalles en una entrevista a Diego Borinsky en La Nación, en 2022.

-¿Cómo te enteraste lo de Ameli y Tuzzio?

-Fue en el lugar menos indicado y en el momento menos esperado. Íbamos a empezar la práctica, Astrada nos juntó, señaló un par de cuestiones futbolísticas, nos felicitó por esa primera fase, nos dijo que estábamos por el buen camino pero que se venía lo más difícil. Y cuando terminó de hablar, apareció Tuzzio y dijo lo de Ameli y su esposa.

-¿Cómo reaccionaron?

-Nos quedamos helados. Y de la sorpresa pasamos a separar porque se querían agarrar a trompadas. Se suspendió el entrenamiento y después fue un gran quilombo todo.

Palabra más, verbo menos, Tuzzio soltó una granada delante del plantel: “Leo (por Astrada), me preguntaste hace un par de semanas qué me pasaba, que no me veías bien estos días. Y lo que quiero decir es que mi amigo, Ameli..."  Fue entonces que dijo que había iniciado una relación extramatrimonial con su esposa hacía un par de meses. El acusado amagó a negar los hechos -“No, Eduardo, cómo vas a decir eso”-, pero fue en vano: su flamante ex amigo se le abalanzó para pegarle. Según contaría después Franco Costanzo, el arquero, “Estábamos todos shockeados, se suspendió la práctica, nos quedamos en stand by y empezaron las reuniones: qué hacemos, tratemos de que no salga de acá”.

La situación incluso sorprendió al técnico. Tuzzio, que hasta entonces no le había dicho al grupo el romance entre su mujer y su amigo, había faltado a un par de partidos en las fechas anteriores, pero se suponía que habían sido ausencias por lesiones o molestias. Antes de la práctica, le dijo a Astrada que le pediría la palabra para agradecerles a sus compañeros que lo habían bancado. Pero su discurso sería otro.

A diferencia de la postura que tomaría el plantel -que mayoritariamente, aunque no de manera unánime, le hizo la cruz a Ameli-, Astrada también se sentiría decepcionado con Tuzzio. Me enojé con Eduardo porque me planteó una situación distinta. Por eso digo que no le creo a uno ni al otro. Porque a mí no me cagó uno, a mí me cagaron los dos”, dijo en 2007. “Nos enteramos en una reunión previa a un entrenamiento. Le comuniqué al plantel el plan de la semana y le di la palabra a Eduardo para que pudiera agradecerle al grupo por las concesiones que tuvo. Y salió con esto. Yo me sentí más defraudado por Eduardo que por el Coco", agregaría en 2017, en Arroban.

Horacio Ameli
Ameli rodeado por periodistas a la salida de un entrenamiento de River luego de que estallara el conflicto con Tuzzio (Fotobaires)

Si cualquier caso semejante ya implica un cimbronazo –aunque, se insiste, tampoco se trató de un caso inédito en el fútbol o en otro deporte-, en River hubo una complicación extra: se trataban de “el 2” y “el 6”, los dos marcadores centrales, jugadores que obligadamente forman una sociedad en la cancha. Y que encima eran –o habían sido- amigos. Astrada decidió cambiarles el turno de entrenamientos: que Tuzzio y Ameli no se cruzaran. No hubo, sin embargo, una solución de fondo.

Con River ya en los octavos de final de la Libertadores, el club apostó a que los jugadores entendieran que el club estaba por encima de sus problemas. Según una lectura dirigencial posterior que se hizo en River, en línea con la posición de Astrada, el error que cometimos fue no haber suspendido al que llevó el tema (por Tuzzio). Pero a la vez el grupo lo quería mucho a Eduardo y lo quería matar a Ameli. Era muy difícil”.

El tema tardó algunas horas en tener repercusión hasta que empezó a hacerse público el lunes 9 de mayo, una fecha de la que este viernes se cumplen 20 años, el día posterior a una derrota 3-1 ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro -sin Tuzzio ni Ameli, uno lesionado y otro suspendido, eso sí-. La primera referencia mediática estuvo a cargo de Jorge Rial pero ya al día siguiente llegaría a las páginas deportivas de los diarios, en Olé y en Clarín. Nunca se habló de infidelidad o traición, sino de una cuestión personal y extra futbolística, pero en los títulos y textos había indirectas que dejaban trascender la razón: “Se rompió el corazón de la defensa. Amigos íntimos desde hacía siete años, ya no se hablan. Un problema personal grave los enfrentó a muerte”.

Para esa altura, Tuzzio y Ameli ya habían jugado un par de partidos juntos. Según publicó Olé, “su comunicación se limita a lo mínimo en la cancha. ‘Cerrá’ o ‘Salí’ es todo su contacto en la cancha. Afuera ya no comparten ni la mesa para cenar”. Ese mismo martes 10 de mayo, por la noche, Tuzzio hablaría con Mariano Closs, en La Red: “Estoy sorprendido. Mañana van a decir que soy homosexual o chorro (sic). Hubo problemas de plata entre el Coco y yo. No tengo problemas con su familia ni él con la mía. Una amistad es como un matrimonio. Si no sumás, se puede quebrar”, dijo el segundo marcador central.

A las pocas horas, Ameli también apuntaría a “un tema económico”. Gallardo, como capitán, también debió hablar ante el periodismo: “River es mucho más importante que un problema personal”. Astrada dio una entrevista para Clarín, publicada en la tapa de ese diario el jueves 12: “River está más allá de todo. Las explicaciones que me dieron en privado me dejaron satisfecho”, dijo el técnico, siempre alrededor del “asunto personal”. Pero la pelea era irreversible.

Ameli
El Coco Ameli quedó marginado y llegó a entrenarse solo en River. (Fotobaires)

En su reportaje de 2022 a Borinsky, Domínguez agregó: “Era muy difícil de gestionar para Astrada y muy difícil de llevar para el grupo. Los hacía entrenar a diferente horario: si uno arrancaba a las 10, citaba al otro a las 8.30. Y al día siguiente, al revés. La concentración era lo más difícil, porque había que convivir. No se podían escuchar los programas de radio ni de tele. Era un ambiente muy pesado. A la distancia, creo que Tuzzio se equivocó al tirar ahí el tema, pero también es muy difícil actuar en una situación así. Valoro que fue genuino”.

Con el caso ya estallado públicamente, Astrada apuntó a una decisión salomónica, como si quisiera restarle dramatismo: que en el partido siguiente, contra Olimpo en el Monumental, el 14 de mayo, ambos fueran titulares. No funcionó: River perdería 2-0, seguiría alejándose de la punta y Tuzzio saldría lesionado a los 40 minutos -lo reemplazaría Francisco “Paco” Gerlo, otro de los centrales del plantel, junto a Javier Gandolfi y Fernando Crosa-.

Desde entonces, en los seis partidos restantes, el torneo local se convertiría en un desastre para el equipo de Astrada: perdería contra Boca, Gimnasia, Vélez y Central, empataría ante Independiente y ganaría agónicamente contra Huracán de Tres Arroyos para asegurarse el pasaporte a la Libertadores 2006. De todos esos encuentros, Ameli sólo jugó contra Boca. Tuzzio, ni siquiera eso: no salió a la cancha en ningún encuentro.

Pero también es cierto que la prioridad de River, aun dentro de ese nuevo contexto irrespirable, era la Libertadores: Boca la había ganado en 2000, 2001 y 2003, y había llegado a la final en 2004; en el primer y último caso con superclásicos en el medio. Con un equipo que había desfilado en la primera fase, antes de que se rompiera la convivencia interna, Astrada decidió que para las instancias decisivas seguiría poniendo lo mejor de su plantel, aunque el 2 y el 6 ya no se hablaran ni en la cancha.

Entre lo que restaba de mayo y junio, River jugó los octavos de final (pasó a Liga Universitaria de Quito, 1-2 en Ecuador y 4-2 en Núñez), los cuartos de final (dejó atrás a Banfield, 1-1 en el Sur y 3-2 en el Monumental) y las semifinales (quedó eliminado contra Sao Paulo, 0-2 en Brasil y 2-3 en Argentina). Salvo la ida en Ecuador, cuando Tuzzio estaba lesionado, los centrales bajo el ojo de la tormenta jugaron los cinco partidos en pareja.

En la Libertadores jugaban los dos. Y no se hablaban. Los laterales siempre se hablan con los centrales, pero acá teníamos que hacerlo entre nosotros, y en el Monumental, con todo el griterío, era imposible. Era muy muy jodido”, recordaría Domínguez.

Astrada en un entrenamiento de 2005
Con el conflicto ya instalado, Astrada les da indicaciones a los defensores, sin Ameli: Tuzzio, Fede Domínguez, Gandolfi, Croza y Diogo (Fotobaires)

Aunque los focos se quedaron con Ameli y Tuzzio, el caso también arrastraría al tercer protagonista, Astrada. Tras una derrota 4-1 ante Banfield en la cuarta fecha del Apertura, en agosto, el Negro sería reemplazado por Mostaza Merlo. Para entonces, Ameli se entrenaba solo y el nuevo entrenador dijo: “Conmigo todos empiezan de cero”, pero el plantel -comandado por Gallardo- le hizo saber que no quería a Coco. Los dirigentes, que le pagaban un gran contrato, se lamentaron en privado: “Los matrimonios se perdonan estas cosas y nosotros no podemos perdonar a Ameli”.

En cierta forma, la eliminación contra Sao Paulo, el 29 de junio, ya había marcado el final de la carrera de Ameli, que no jugaría más en River ni -casi- en el fútbol argentino. Como si una condena social lo apuntara, sólo sumaría cinco partidos al año siguiente, en Colón, durante el Clausura 2006, pero se retiraría a sus 31 jóvenes años. Con el tiempo, se dedicaría a administrar geriátricos en Rosario, un hotel en Villa Pehuenia y una única actividad deportiva, aunque lejos de la órbita de la AFA: fundó y es dueño de Santa Fe Fútbol Club, un equipo que participa en los torneos masculinos y femeninos de la liga local.

Tuzzio también dejó River (y Argentina), aunque durante un año: jugó en el Mallorca una temporada. “Me tenía que ir del país sí o sí, estaba muy mal, necesitaba cambiar de aire”, explicó. Volvería a River en 2006 y sería bancado por la hinchada, incluso tras un gol en contra ante Banfield. Ganaría su segundo título en el Clausura 2008 pero dejaría el club tras el último puesto en el Apertura 2008: curiosamente, en su último partido en River, anotó un gol ante Estudiantes. Luego seguiría su carrera en Independiente, donde fue campeón de la Sudamericana 2010 con el traje de héroe: anotó el penal decisivo ante el Goiás. Su último capítulo fue en Ferro, en 2014, aunque hace pocos días, a comienzos de abril de 2025, ya con 50 años, volvió al club de Avellaneda para jugar en el Senior.

La pregunta deportiva que siempre quedó en el aire no tiene respuesta: ¿River podría haber ganado la Copa sin ese conflicto? “Teníamos todo para ganar Copa y Campeonato”, dijo Astrada. “Teníamos un muy buen equipo, y ese quilombo influyó muchísimo, pero también San Pablo nos ganó muy bien las dos semifinales”, opinó Domínguez. “La pelea afectó muchísimo, porque veníamos súper bien y nos tomó por sorpresa”, respondió Costanzo. “Pasábamos un momento maravilloso y esa situación rompió la armonía. Cuando hay una ruptura de esas, es muy difícil el éxito“, agregó Gastón “La Gata” Fernández.

Sólo dos años después de aquel caso, en 2007, a Astrada le preguntaron si le sorprendía que Ameli casi no hubiera jugado más. “No, no me sorprendió”, respondió.

¿Fanático del Millonario? Enterate todas las noticias de River Plate a través de TyC Sports. Seguí nuestra página en Facebook o Google News. También podés registrarte gratis e indicar tus preferencias para recibir notificaciones en tu browser o bajate nuestra APP (disponible en Android & iOS). Accedé a todas las estadísticas de La liga profesional del fútbol Argentino.

Logo de River Plate

No te pierdas nada

Recibí las últimas noticias, cúando juega River Plate ¡y más!

Te puede interesar

OSZAR »